Con el inicio del boom económico de la posguerra, William Russell “Russ” Kelly fundó el servicio de oficina Russell Kelly, que ofrecía recoger el trabajo de mecanografía de los clientes y completarlo en su oficina. No pasó mucho tiempo antes de que uno de los clientes llamara con una solicitud urgente, no para que recogieran el trabajo sino para que un trabajador reemplazara a su secretaria, ya que no se había presentado ese día. Siguiendo su instinto, orientado al servicio al cliente, Russ se ofreció a prestarle al cliente su propia secretaria para ese día. 

Esto le dio a Russ una idea: en lugar de recoger el trabajo de mecanografía y hacerlo en su propia oficina, comenzaría a enviar a dos de sus trabajadoras a realizar proyectos temporales a donde fuera necesario. Esa idea se hizo popular rápidamente. Contando con personal calificado listo en cualquier momento, Russ ahorró tiempo y dinero a sus clientes. Así nació la industria moderna de Recursos Humanos y también nuestra icónica Kelly Girl.

Russ aprovechó la marca Kelly Girl y la convirtió en una frase familiar, sinónimo de trabajador temporal. En aquellos días, la compañía mostraba con orgullo imágenes de mujeres sonrientes sentadas frente a máquinas de escribir y rentaba autobuses con pancartas con el lema “más chicas Kelly van a trabajar”, mientras transportaban a las colaboradoras de Kelly a las ubicaciones de los clientes. Pero a medida que los tiempos cambiaron, también lo hicieron los servicios que ofrecía la compañía. Se añadieron los servicios de marketing, técnicos y de industria ligera, y la empresa estaba empleando a un mayor número de hombres en todos los sectores de servicios. Al mismo tiempo que la industria y la fuerza laboral se diversificaron y evolucionaron, también lo hicieron los servicios que ofrecía la empresa y la imagen de los colaboradores de Kelly.

En 1966, la compañía se convirtió en Kelly Services, Inc., un nombre que cubriría con mayor precisión una variedad de servicios, a medida que la compañía continuaba evolucionando.